“¿Aún juegas con muñecas?”, fue lo que me dijo la madre de mi amiga Laura cuando teníamos 10 años, al volver al cole después de las Navidades, cuando les contaba a mis amigas que los Reyes Magos me habían traído una Sindy. Si le pareció raro entonces, no sé qué le parecería que 20 años después coleccione muñecas, jajaja.

Esta afición es una de las más incomprendidas en general por la sociedad, aunque las casitas de muñecas victorianas, las maquetas de trenes y los Scalextric no sean precisamente para niños – ¡levanten la mano todos los que conozcan a algún treintañero que no pudo tener el Scalextric de pequeño y se lo regalaron de mayor!

He querido abrir este blog para hablar sobre muñecas, sobre el coleccionismo, para comentar las novedades, y también para mirar al pasado, a las muñecas que tienen la culpa de que siga con la afición, en mi caso, Chabel (para mí, ¡la número 1!), Barbie, Pin y Pon, Family Feber, Nancy, Tris Tras, Barriguitas…

Mini yo con mis dos primeras Barbies

Por ello, en este post 0, quiero homenajear a mis primeras muñecas, así que aquí me tenéis, con ¿7? años, con mis dos primeras Barbies. 

Mi segunda Barbie, con walkman y calentadores ochenteros

Dcha: mi primera Barbie; izqda: restyling para Toy Story

Por cierto, una de ellas es la Barbie en la que se basó Pixar para el personaje de Barbie en Toy Story; la otra no ha salido en la gran pantalla, pero era la primera muñeca que vi que llevaba walkman, y qué queréis que os diga, eso molaba mucho, jajaja.

Y tras el momento ‘remember’, ya sólo me queda invitaros a los siguientes posts, tanto a los que os gustan las muñecas tanto como a mí, como a los que se preguntan qué rayos le pasa a una treintañera por la cabeza para seguir teniendo muñecas.

¡Bienvenidos a Rock’n’Dollz!